miércoles, 15 de febrero de 2017

Bitácora Documental Reflexiva - Capítulo 3




Pontificia Universidad Javeriana
Investigación Cualitativa
Kevin Felipe Gutiérrez Martínez



El aprendizaje durante estas tres semanas sobre investigación cualitativa ha tomado peso exponencialmente, pues hemos pasado de un texto que relata nuestra primera clase de manera descriptiva a una segunda entrega de características similares pero con una adición documental de videos y lecturas, las cuales enriquecen los temas a tocar en el escrito de manera amena; ahora, en este último compilado textual, además de elaborar un texto, fue necesario realizar un mapa conceptual de la lectura con el fin de afianzar todos los conceptos plasmados en ella y así mismo que sirva de material de soporte para los parciales teóricos que se realizarán posteriormente.

Precisamente de los métodos de aprendizaje y observación hablaremos en este capítulo. Después de comprendido el mensaje del material audiovisual, es claro que la manera en que un individuo aprende la información y la interioriza es muy diferente a como otra persona puede entregar dicha información; dado que es un punto de vista ya procesado de la información, más no una entrega de conceptos para que se desarrolle un proceso cognitivo en el aprendizaje. Ahí es cuando entran los mapas conceptuales, una versión más parecida a como nuestro cerebro guarda información, pues ligamos recuerdos vividos con aprendizajes cotidianos y así generamos más contenido para la memoria a largo plazo.  Situación distinta a cuando estudiamos para parciales y memorizamos cantidades de información para un solo momento.

Es aquí cuando recapitulo y cuestiono el método evaluativo de un  parcial de preguntas específicas elaboradas por los mismos estudiantes; puede que sea bueno pues al generar preguntas sobre la información que adquirimos, estamos interiorizando algo del conocimiento, y mucho más si todo lo que se aprendió en la lectura se organiza científicamente en un mapa conceptual. Pero a largo plazo, sucedería lo mismo que si fuese un tablero lleno de círculos, letras y flechas de significados y conceptos que se mezclaran en un consomé, esquemas que no alcanzaron a conectar con mis redes neuronales. Tal vez deduzcan cosas como: ¿es que no tenemos memoria? O ¿cuál es el grado de dificultad de realizar mapas conceptuales para luego contestar parciales con estos? Pero mi análisis no va encaminado hacia un sistema de evaluación sino a una optimización del tiempo, sacándole un mejor provecho al documento y a los conceptos que luego serán parte de un texto. Puede que el inconveniente solo exista en el texto -TEORÍA Y METODOLOGIA DE INVESTIGACIÓN- pero al ser un texto cargado de terminologías jerarquizadas, el ejercicio de generación y apropiación de conceptos puede pasar a ser una técnica de organización de datos, que en ocasiones puede quitar esa chispa del placer de leer, donde uno puede ir aprendiendo nuevos términos y mentalmente ir ligándolos a pensamientos y notas mentales incluso físicas sobre el papel ; todo por estar pendiente de un nuevo termino y ver a cual concepto o subconcepto pertenece.

Es evidente que una vez se termina ese mapeo de terminologías y significados se tiene una concepción general más digerida del texto, pero a su vez siento que perdió su esencia. Esto basándome en los documentales y documentos que respaldan la clase donde nos explican que nuestro filtro cerebral deja de recordar las cosas que no le son útiles con el tiempo, y por el contrario relaciona e inmortaliza conocimientos a través de anécdotas. Es por esto que me agrada un estilo libre de escritura en mi blog e incluso me gustaría proponer ejercicios de observación y captación de información cualitativa donde podamos aplicar uno o dos métodos en casos que nos llamen la atención o incluso un auto análisis hermenéutico donde nos reclasifiquemos y evaluemos como personas interesadas en aprender de otras, de sí mismos y de los flujos, dinámicas y fenómenos que entre nosotros existen.  Asimismo, que en dado caso estos estudios de casos sean la evaluación cualitativa del estudiante traducida a datos cuantitativos por el nuestro tutor/docente. De esta manera creo que se retaría verdaderamente nuestro poder de interiorización cognoscitivo que con la habilidad de organizar información para luego responderla en un banco de preguntas, veríamos verdaderamente el poder de la investigación cualitativa más no el estricto orden científico de encasillar el conocimiento sin dinamizarlo de manera natural.

Bien podríamos aprender sobre técnicas clave de análisis y comprensión de datos superficiales y subjetivos de manera aplicada en algún caso, por ejemplo mirar y tomar registro fotográfico de los colores que más usan tus amigos, o pedirles el favor que tomen una fotografía de sus armarios, y saber el orden en que ubican su ropa de uso frecuente y la que ahora solo acumulan y sacar conclusiones acertadas o no sobre tendencias de moda, hábitos y orden en nuestro círculo social; ejercicio que  en lo profesional como diseñador industrial resulta más útil, practico, simbólico, claro y preciso  que entender cada concepto  como característica de la ciencia y su función en la comunicación asertiva en los modelos epistemológicos.

Es evidente, soy más dado a lo práctico y no mucho a lo teórico, pero así mismo ahora sabemos que gracias a lo práctico y experimental la ciencia pudo nacer y ser organizada, y que sin la interacción humana y recepción de los fenómenos en ella no se podría conformar ni si quiera las hipótesis científicas o teorías que “nos ayudan a comprender nuestro mundo”.  Tal vez podríamos decir que estas leyes naturales nos ayudan a estancar nuestra curiosidad y repetir la visión del mundo. Sería curioso entender que la investigación cualitativa y cuantitativa no son dos ramas de la teoría y metodología de investigación, sino que pueden ser una sola ya que de por si son recíprocas, pues una sin la otra son incapaces de crear mapas semánticos o miradas holísticas y acertadas en algún estudio de caso.


Todo lo dicho anteriormente puede ser una mirada apresurada de cómo deberíamos aprender y aplicar la investigación cualitativa con tan solo 6 horas de clase, 5 en video y más de 10 en lectoescritura. Esto es lo que se me viene a la mente cuando pienso en el término de “investigación”, más allá de que sea o no cualitativa o cuantitativa. Encontrarnos con ejercicios muy enriquecedores y que resignifiquen nuestro nuevo hábito como blogueros; de lo que sí podemos estar seguros es de que mejoraremos irremediablemente nuestra comunicación escrita, elemento que como diseñadores no podemos dejar de lado y que sumado con unas finas habilidades de percepción y concepción de nuestro entorno podremos conectar conceptos, ideas y  fenómenos para encontrar nuestro santo grial, anhelado y siempre buscado termino de innovación aplicado a nuestros proyectos, pues como popularmente nos dicen, nadie quiere más de los mismo, y nuestra verdadera tarea es interpretar las conductas y necesidades humanas. Como en el primer capítulo hablábamos, en el fondo y a pesar de nuestros diversos gustos y áreas del conocimiento, todos somos unos investigadores cualitativos en busca de patrones para desarrollar nuestros saberes, de ahí que solo por este motivo hayamos podido desprendernos del resto de seres vivos en el planeta y ser individuos racionales, conscientes de su contexto y su lugar en el mundo. Afirmación que podría tomarse como un chiste con la actual condición del planeta a nivel general y toma de decisiones y dirigentes; pero no todo es malo, también existen mentes brillantes y mucha voluntad de cambio gestándose en las calles y casas de cada hogar, pequeños analistas en desarrollo que ayudaremos a propiciar un cambio positivo del mundo con nuestras ideas. 

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